Por ejemplo, dentro de la controversia sobre la Escritura y su autoridad estaba involucrado el conflicto sobre la doctrina protestante de la interpretación privada de la Escritura, la cual enseña que cada cristiano tiene el derecho de interpretar la Biblia por sí mismo. Sin embargo, este “derecho” no incluye la libertad de malinterpretar la Escritura. No tenemos un derecho a estar equivocados delante de Dios. Juntamente con el derecho de la interpretación privada viene la responsabilidad de interpretar
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